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Antecedentes de Chipko

Chipko es el nombre con el que se conoce a un movimiento ecológico formado, fundamentalmente, por campesinos/as y pequeños/as artesanos/as empobrecidos/as de la India, donde la participación social de las mujeres es especialmente notable y cuya filosofía se basa en la concepción del sarvodaya gandhiano y de las técnicas del uso de la resistencia no violenta.

El movimiento, que aún hoy es activo, ha ido ampliando su campo de acción de la defensa de los bosques, los ríos y los espacios naturales a la crítica a los productos y las semillas transgénicas.

Chipko nació en 1972, liderado por dos discípulas directas de Gandhi, Mira y Sarala Bhen, y algunas otras líderes locales como Sunderlal Bahuguna, en algunos distritos de la denominada colina de Uttark-Hand en el estado de Uttar Pradesh. El movimiento fue la contestación crítica a un creciente proceso de explotación de los recursos forestales en el área, en la cual, durante los años 60, se llevó a cabo roturación de nuevas tierras para la agricultura extensiva y para el pastoreo, que fueron mermando las peculiares formas de explotación y gestión comunal de la tierra.

Chipko fue una de las muchas formas organizativas en las que se articuló la conciencia ecológica desde el sur, es decir, desde los denominados países pobres; y, todo ello, en paralelo a las iniciativas adoptadas en otros lugares del mundo (también del norte) como los Amigos de la Tierra (1969), Greenpeace (1971) o la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo (1972).

La palabra Chipko procede de la lengua Hindi y su significado es abrazar. Porque eso es, justamente, lo que hacían sus partidarios para evitar la tala de árboles: abrazarlos. Cada activista, mujeres en su mayoría, adoptaban un árbol, se ataban a él y resistían hasta el límite de sus fuerzas para evitar la tala (como en las campañas del valle Doon durante 1986 a 1988).A nivel local, las acciones y los programas rurales de Chipko han producido significativas mejoras ecológicas y económicas en algunos pueblos (desarrollo rural sostenible; reforestación con semillas autóctonas...). Pero no sólo eso. En una dimensión social, las mujeres han adquirido un grado de participación y de gestión en la toma de decisiones y en la puesta en marcha de los programas hasta entonces impensables. Ello ha mejorado no sólo su posición social sino que han aliviado sus condiciones de trabajo. Asimismo, los fines del movimiento (la defensa de la comunidad), como sus dinámicas internas (formas de resistencia y socialización noviolentas), han generado cambios sociales visibles: Chipko ha permitido reunir a castas diferentes, grupos de edad y grupos étnicos anteriormente separados o excluyentes.

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